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Con amor para mi esposa Rocío Peiró
Sendra.
La que siempre
esperó “mi regreso”
Amada,
hoy regreso al hogar
con las alforjas llenas,
mi vestido de piel con arrugas
y con lodo en mis botas viejas.
Aunque mucho me ha costado
andar mi camino,
pues quise poner paz
donde guerra había,
dejar amor fraternal
donde el odio existía,
intenté sembrar estrellas
en los cielos sombríos.
He dejado pan
en la mesa del hambriento.
He horadado pozos
en yermos muertos.
Y he aliviado dolores
de algunos enfermos.
En mi largo andar
con niños he jugado…
a hombres y mujeres
he abrazado,
dándoles todo mi ser
que ellos han aceptado.
Cuando he caído,
también he sido ayudado;
pan, agua y sal
me han sido dados.
He luchado en guerras
perdidas de antemano.
He vociferado, pataleado golpeado
por causas nobles y justas
que nunca han triunfado.
Me he mojado en charcas,
ríos, lagos y mares…
pero la que mas me ha calado
fue la fina lluvia caída
en un desierto olvidado.
En banquetes de ricos he comido
excelentes y sofisticados manjares
pero mi mejor comida,
fue un pedazo de pan compartido
con mi amigo el mendigo.
He visto arco iris inmensos
y auroras boreales,
pero nada como la luz
que salía de los ojos
de aquel feliz niño indio.
He estado en hoteles de cinco estrellas,
pero como compararlo
con mis noches en las cumbres
con millones de ellas.
He viajado en coches confortables,
camiones, autobuses, aviones
y en trenes inestables…
caballos, burros y camellos…
era donde mas me he deleitado,
ha sido viajando con estas dos piernas
¡Dios guarde en forma muchos años!
Amistades he hecho,
con políticos, aristócratas,
caciques y millonarios.
Pero a quien mas añoro
es a mi guía del Amazonas
el amigo Otto Rodríguez
el siempre bien amado.
Errores y amores
también los he cosechado.
Errores, y nunca aprendiendo.
Amores, y siempre entregando.
Errores pequeños o grandes
que siempre me he parecían indulgentes
según el color de mi lente.
Amores impetuosos.
furtivos, apasionados…
pero que siempre han pasado.
Solo el tuyo, mi amor
es el que siempre he conservado,
por eso,
después de mis largos caminos
te entrego mis alforjas llenas:
de olvidos.
Palma de Mallorca 17/XI/92
Gelida 7/II/96
Kim Mititieri i García |
