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"Expedición Nido"


EXPEDICIÓN NIDO- DESIERTO DE OCUCAJE- 1993


31 de noviembre

“Calato”, argot iqueño= desnudo, “a pelo”
(Información Queti)
Pandío: Alcatraz.
Ausf: Eluita- Rojo.
Guauai= Guamal (tipo de gaviota)
Piquero: azul
A las 6’15h ya estoy despierto y memorizo lo que tengo que hacer esta mañana. Si voy rápido, podría salir por la tarde para Ica.(Muy optimista estoy hoy).
Desayuno americano completo y…
Primera gestión: saber como está el cambio del dólar.
Segunda gestión: telefonear a casa (+6h a Catalunya).
Tercera gestión: Averigüar la dirección del pintor Cuzcazo
Cuarta gestión: visitarlo y encargarle un cuadro de una niña quechua (el niño quechua que tengo en casa está triste de estar solo).
(Antes tengo que saber el horario de los autocares de Mondeño que van a Ica).
Igualmente tengo que saber el número de teléfono del Hotel Turistas para pasarlo a casa.


Quinta gestión: buscar 200 postales. Comprar los sellos
Sexta gestión: Dejar el billete de avión para que Lalo o César Augusto me hagan el el “chequeo” 3 días antes.

Bien, todo lo he hecho, con los siguientes resultados:
El dólar está a 1’86 y 1’89 (ya he cambiado a 1’89 unos 700 dólares. (más de 1.200 soles).


He llamado a casa; he hablado con la Anna y más tarde con la Rosada, que estaba en la oficina. Ella me ha pasado la dirección y el nombre entero del pintor: Lucio Cuzcuzano- Pje…


Lo he visitado y sólo he podido hablar con su sra. Él está en Colombia en un intercambio cultural. Tardará dos o tres meses en volver. MIERDA!
Las gestiones de las postales fracasada.


No figura ningún teléfono en el listín i los números que indican alguna postal no corresponden a ellas. Un desastre.


Hay un autocar “para turistas de bien” que se llama “BUS INTERCONTINENTAL” que sale a las 13h y que puedo coger.


Pasa por Ica, pero va a SANTIAGO DE CHILE!! Está tres o cuatro días para hacer este recorrido.


Tiene dos pisos y pequeños televisores tipo avión “Airbus”. En las cerca de cuatro horas que dura el viaje hasta ICA me pondrán un musical y la película “EL guardaespaldas”.


Más yo conozco al Luis y a su madre Queti… y hablamos de C.O.B.R.A., de la que Queti se ofrece para hacernos gestiones en Perú. Quedamos que cuando vuelva del desierto a Ica nos pondremos en contacto.

Mi llegada al Hotel de Turistas es muy guapa. En la fachada ya abrazo al taxista del hotel, el bueno de Sergio Ramos (el hombre de la aventura de la serranía de Chichitara el año 89). Una vez dentro recepcionistas y camareros me saludan efusivamente.

- Vamos a hacer un brindis. Cerveza para todos! (Y sale del interior de su cuartito la telefonista- Yo también quiero.

Al momento vienen las cervezas. Sólo traen una abierta, la mía, los demás me piden permiso para que las suyas permanezcan cerradas. ¿Para más tarde?¿Para llevársela a casa?¿Para que el mismo Hotel Turistas les abone el precio y hacer dinero?
QUI LO SA!


Estoy en Perú! Esto es otro mundo. Instalado en la habitación, preparo el material de campo y dejo la bolsa grande y verde aquí en el Hotel Turistas. Es un trabajo laborioso y que no se puede hacer corriendo debido a que no tengo las listas del material y puedo cometer algún error imperdonable.


Acabado el trabajo soy el primerizo para ir a cenar. Hoy no he comido. En el comedor sólo hay otro comensal.


Menú: sopa peruana (buenísima); pescado rebozado (normal). Dos cristal y postre.
Para hacer la digestión hago una caminata hasta la Plaza de Armas.


El museo del hermano Cabrera, como es lógico, está cerrado; y como es lógico la Viña, bodega del amigo Arturo Silva, abierta. Estamos contentos de reencontrarnos y le comento que a las 04h de la noche marcho hacia Ocucaje, Pampa Corre el Viento. Quedamos que si dentro de ocho días no he venido a verlo ni le he telefoneado que avise a la Guardia Republicana o a quien sea que algo me debe de haber pasado.

- Pero Joaquín, cómo vas a meterte solo en el desierto…!

Lo tengo que tranquilizar y le aseguro que no tiene porque pasarme nada. Como él es médico además de negociante al por mayor de vinos y alcoholes le comento que llevo un botiquín con lo indispensable para una urgencia, incluidas unas tabletas para picadura de escorpión… NO LO CONVENZO.
Me da un abrazo (casi como si fuera una despedida y me dirijo de nuevo hacia el Hotel de Turistas).
Paso delante de unos taxis y un taxista enorme me mira. Lo conozco de algo.

- Oye, ¿tú no eres Mititieri el que trae el jerez a mi padre?
- Hombre, si tu eres su hijo Javier.
- ¿Ya has saludado a papá?
- No, acabo de llegar ahorita.
- Sube, te llevo al Hotel de Turistas.
(¡¡caramba, si no me hubiera reconocido, nunca hubiera subido!!)

Me explica que no sea loco, que no vaya solo al desierto, en este desierto hay una banda de bandidos… y que si patatím y que si patatám…
La carrera vale dos soles y él me cobra 3 i no tiene cambio de un billete de cinco soles… billete que se queda.

- Ya te daré la vuelta o te haré otra carrera. Mira, este trabajo de taxista lo hago para poderme pagar unos galones de gasolina para ir a a Lima a ver a mis hijos. Yo sigo comprando, arreglando y vendiendo motores o la maquinaria que sea… …
Duermo muy mal. Por mi habitación pasa la carretera Panamericana (incluidos los trailers de cuatro ejes) y la Lufthansa alemana tiene una zona aérea: unos mosquitos como camellos. “Derribo” uno y me ha dejado una sangrada en el dedo que parece que me haya venido la primera regla.


Lo de los camiones no es broma. Se ha hundido la avenida por donde antes circulaban y ahora pasan por la habitación 220.


Venga, a dormir! Que dentro de pocas horas (2’45h) me tengo que levantar y a las 4h salir hacia el desierto de Ocucaje.


1 de abril de 1993

Dios mío, dios mío qué día!!
(Transcribir grabación)


2 de abril de 1993

En las primeras horas del día han comenzado a bajar la temperatura en el desierto, y acompañado del viento que siempre pasa por esta barrancada me ha hecho desistir de estar en este vivac y he decidido de ir a dormir a la tienda.
Si vienen los bandidos, que vengan.


Oh, qué bien que estoy aquí dentro. La temperatura es ideal. No tengo necesidad de ponerme dentro del saco de dormir. Mejor, así no se ensuciará pues la tienda está llena de tierra y polvo.


La tableta de chocolate negro está dura. Cuando he llegado estaba desecha. Ahora ya tiene una medida de consistencia.


Todavía no son las 5h cuando tengo que ir a la zona que he destinado a las letrinas. Ya no dormiré más.


Antes de las 5’30h he comenzado la marcha para encontrar al sr. Morón (el propietario de mi oasis “Comercio Morón- beba Inca-Cola”, que quedamos que vendría a recogerme Basilio Uchuya a las 6h para llevárselo a su chacra. Yo llego antes de las 6h y el señor Morón ya está limpiando el coche. Basilio no está. Como me pensaba, se fue a pie a su casa (90 minutos yendo por en medio de los campos y los canales secos). Será capullo, también podría haber avisado a su primo-hermano que no hiciera la carrera en vano… pero como pago yo…

- Bien, aprovecharé el viaje e iré a Ocucaje a ver qué dice Basilio.
- ¿Qué pasó Pé?
- Nada, que estuve esperando y como no bajó me fui a casa…
- Qué me dices Pe, ¿quieres ir de excursión conmigo? El señor Morón nos hacenda el desierto.
- Bien, vamos.
(Paga el banco de Gelida, 10 soles más).

Llegamos al mismo lugar en donde he encontrado el coche hace una hora. Final de la pista Chacaltana.

- ¿Dónde quieres ir Basilio?
- Mira, subiremos hasta Cerro Blanco; cruzaremos barranco Corre el Viento; subiremos a la Pampa de los Médanos y llegaremos al Cerro la Ballena y frente al Cerro Jato bajaremos por allí a Ocucaje.
(La madre que lo parió: ha recorrido los 90º que nos da la panorámida y que tenemos delante nuestro).

- Bien Basilio, andando. (Oigo que digo yo)(Bien, caminaré hasta que la pierna “chunga” diga basta).

Comenzamos a ascender, como marcan los cánones. Poco a poco (este soy yo) y corriendo como una cabra el Basilio.
No creemos necesario subir hasta la cima de Montaña Blanca y los últimos metros comenzamos a faldear y sin perder la altura llegamos a un gran collado.

- Basilio, ven hacia la derecha que desde este punto podrás ver mi campamento.
- Bien, mira. Ve.
- Por Dios Joaquín, aquí vives solo. ¿No sabes que esto es muy peligroso? Por delante de tu tienda pasa una ruta de a pié que va al mar. Te van a robar, a asaltar…
- Tranquilo Pé. Ya hace días que estoy aquí y no me ha pasado nada.
- Mira Joaquín, yo no quiero que duermas aquí solo. Esta noche cogeremos de casa leña de huarango y vendré a dormir contigo.
- Pero siguiéndome a un paso atrás. Esta noche no se me pierde Basilio.
- Así es.
- Basilio, ¿te parece bajemos al campamento y cogemos más comidita y agua?
- Bien, pero vaya con mucho cuidado que esta montaña es muy mala. Es peligrosa. Baje muy despacio.
- No te preocupes voy muy bien calzado.

¿Por qué Basilio dice eso? Si la bajada no tiene nada de peligrosa. Se debe de hacer viejo o no tiene el día.


Llegamos al campo (que guapo que es! Que bien situado que está! Que tienda más chula es esta Buffalo! Con dos aperturas y ábsides por donde circula el viendo!!
Nos reavituallamos y otra vez hacia arriba. Estoy siguiendo las huellas de la noche anterior, cuando pensaba que Basilio contestaba mis silbidos y resultó que era un pajarraco.


La subida es fuerte. La pierna me responde bien. Basilio comienza a distanciarse e irse muchísimo hacia la derecha.


Basilio, tenemos que ir hacia la derecha. Yo te esperaré en el collado- le grito. Él como un gamo ya está arriba el collado. Yo poco a poco voy subiendo la ascensión y llegaré arriba mucho más a la derecha de donde él se encuentra inspeccionando piedra por piedra que se resalta de la arena del desierto.


Estamos en el collado de la Pampa de los Médanos. La cota máxima es de 645 metros. Nosotros caminamos entre los 500 y los 550 metros. Este collado tiene un plegamiento geológico a los 500 metros de altura donde una placa de roca rompe el volumen de la arena. Es completamente horizontal y tiene más de 15 kilómetros. La recorremos en su totalidad. Sin embargo este trayecto está lleno de acontecimientos. Encontramos fósiles: grandes, medianos y pequeños. Siempre son de animales marinos. Huevos de dinosaurio- según el Dr. Cabrera, bolas de magma según pienso yo. Pero se tiene que reconocer que hay algo en ellos de enigmático y con posibilidad de que sean huevos de algún animal del Mioceno, no precisamente dinosaurios.


Este es el caso del que estamos contemplando ahora. Tiene unos cuarenta centímetros. Tiene la forma elíptica de un huevo. La cáscara está requemada y es totalmente de negro carbón. La clara en su interior y la yema inclinada a fuera. Bien, ¿es un huevo?


Muchas cabezas de ballenas que al estar en la intemperie se están desintegrando…
Y Basilio está caminando y mirando a la izquierda. Tiene la cara circunspecta. Yo debo de hacer la misma cara.

- Pero Joaquín, ¿tu ves lo mismo que yo? En la lima HAY UN LAGO AZUL!
- No es ningún lago Basilio, es un espejismo un fenómeno muy difícil de ver. En mis correrías por el Sahara africano nunca vi ninguno.
- Ni yo con los años que hace que ando por estos cerros…
- Es fabuloso!

(Lo que vemos es una ralla en el horizonte de un color de cielo azul intenso y el agua parpadea como si estuviera en movimiento).

- Sube más Joaquín, que veremos más agua.
- No Basilio, aunque subamos siempre veremos sólo un punto entre la arena y el cielo, como un “lago”.

(Más él ya ha subido unos metros y yo, por cortesía, también subo un poco…, y tengo un premio: una isla)

- Mira, una isla sale de en medio del lago.
- Si es un pico de montaña que está detrás y nos causa el efecto de una isla en el centro del lago.
- Saca fotos Joaquín.
- Mucho me temo que este lago sólo lo ve la perfección de nuestros ojos y no lo verá la mecánica de mi cámara.

(A pesar de eso hago varias fotos). Seguimos caminando.

- Mira, parece que el agua va a caer cerro abajo…
- ¡Tranquilo Basilio que no nos moja!

Este fenómeno nos ha dado una alegría y nos ha “refrescado” los ánimos de seguir caminando. Ahora el sol ha barrido los altos cúmulos y comienza a pegar fuerte.
Basilio sigue haciendo como siempre: caminando de roca en roca. A veces me llama y comprobamos un fósil.


Caminamos juntos cuando vemos unas pisadas en la arena que, parece, se dirigen a la Cueva del Diablo.

- ¿Pé, quien serán estos pendejos que andan por aquí? Estas huellas son recientes.

Y como de un Sherlock Holmes se tratase las ha seguido durante un rato. Por fin ve que se dirigen a unas pequeñas cuevas naturales que hay al principio del “Cerro de los Dinosaurios”. Está bajando y, cuando está a mi lado me dice:

Seguro que pensaban encontrar algo interesante en estas pequeñas cuevas y su sorpresa habrá sido si en la madriguera estaban las zorras. Cuando crían son animales peligrosos.

Basilio se siente el “guardián” de este desierto de Ocucaje y todo lo que en él ocurre, él está enterado, ya sea por la buena situación de su chacra (a la entrada), ya sea que la arena, al igual que la nieve, deja un relieve de todo y todos.


Estamos en el Cerro de la Ballena cuando comenzamos a bajar. A la izquierda está el Cerro jato que es el final de nuestra excursión. Hemos hecho casi 25km a pie y me siento pletórico de facultades.


Cuando entramos en los cultivos de la gran extensión cultivable entre los ríos Ica y la red de canales de agua son más de las 12h y el sol abre las piedras. En el primer camino nos paramos debajo la sombra de un pequeño huarango y un indígena nos dice que no nos preocupemos que constantemente pasan “carritos”. Sin embargo pasan los minutos y los cuartos y no pasa ni uno. El pensar que podríamos estar en el “Comercio Morón” alias el oasis bebiendo cerveza “helada” hace que sigamos caminando. Serán unos 45 minutos, los suficientes para hacerme dos grandes llagas en las plantas de los pies pues la arena a estas horas quema como brasas.


Después de refrescarnos la gola él se va a su chacra y yo a visitar a la Alejandrina. Me tiene la comida preparada (ayer no le dije nada que vendría). Me ha visto entrar a Ocucaje y se ha imaginado que iría a comer a su casa. Oh, la intuición femenina!!
La comida es el clásico plato de sopa de legumbres variadas, con tallarines y un segundo de pollo con arroz blanco.


Por la tarde hago el “gusano” por el oasis, haciendo bromas con los indios que aparecen por allí.


A las 16h voy a buscar a Basilio a su casa, tal como habíamos quedado, pues él está en sus trece que esta noche no quiere que duerma solo.


Un personaje siniestro nos lleva por 10 soles al punto más cercano de donde tengo montado el campo, que lógicamente no se ve desde ningún punto de Ocucaje. Recoge la leña que ayer dejó y por la noche, más esta vez juntos llegamos al “Campamento Invisible”.


El sistema de recoger boñigas de burra y empaparlas de queroseno funciona la mar de bien y al momento tenemos un fuego de campo que no tiene una llama más alta de 12 centímetros y que sólo hace luz en una circunferencia de tres metros de diámetro. No calienta nada. Comemos embutido catalán. Pan peruano, queso, parmesano de Italia y chocolate suizo… Pero alto, la bebida es la genuina del país y de Ocucaje: Pisco elaborado artesanalmente por un indígena que recoge la uva de esta misma zona. Es tan bueno que hasta yo bebo a morro de la botella.


Y Basilio habla que habla… y yo graba que graba:

- … el Dr. Cabrera que diga la verdad de las “piedras” que la verdad no entra por la ventana si no por la puerta grande de mi casa…

Justo y armoniosamente se nos acaba la charla, el fuego y el pisco; el sueño nos entra plácidamente… y tengo un sueño MARAVILLOSO, es el regalo más grande que Dios me puede dar: SUEÑO CON EL BERNAT. El sueño es rápido pero nítido como la realidad:

Bernat entra en una puerta a ducharse; va con una gran toalla de color blanco; va desnudo y está blanco; medio girado por el movimiento del cuerpo al entrar en el baño, me sonría con esa sonrisa tan única de él y me dice:

- Ai papá, papá, tu no cambiarás nunca…

Es tan inmensa la felicidad que siento que me he despertado de golpe.

- Gracias Bernat, gracias Dios mío- y con una gran sonrisa en el rostro continuo durmiendo.

3 de marzo de 1993

Es noche negra. Son las 4’15h y me levanto. Todavía tengo el alma feliz por el sueño de Bernat.


Basilio también se despierta. Me ayuda a recoger el campamento. Hoy a las 6h vendrá mi chofer, el sr. Sergio Ramos y con su Dodge intentaremos llegar al Pacífico. ¡Cuanto tiempo queriendo llegar desde las secas arenas de Ocucaje y por fin parece que hoy será el día!. Antes de llegar al punto donde el taxista siniestro tiene que recoger a Basilio y yo encuentre mi chofer, ya veo venir al taxista con sus dos hijos. Nos aligeran de la carga. El taxista siniestro (que Basilio ha admitido que hizo que le pagase el viaje de hoy): NO ESTÁ…


Mientras estoy cargando el coche Basilio hace una trampa al Sr. Ramos diciéndole que si vuelve a Ocucaje hay un camino más bueno para llegar al Océano. Mentira podrida. Sólo hay un camino y es el que estamos haciendo. Ya que hemos ido hacia atrás aprovecho cuando estamos en Ocucaje para ir a casa de Pancho Uchuya, el hijo más culturalmente formado y serio de la extensa saga. Pancho dice que nos acompañará. Es un valor positivo por el éxito del viaje ya que él es pescador y conoce el trayecto con los ojos cerrados pues él lo hace en burro!, invirtiendo ocho horas de ida y otras tantas de vuelta.


Nos recomienda que vayamos al Grifo (bencinera) de la Panamericana a llenar el depósito pues el recorrido que haremos es de más de tres horas de ida y otras tantas de vuelta.


Así lo hacemos pagando yo (68 soles). Al volver a pasar por delante de casa de Pancho, este sube al coche. Ramos se sorprende al ver que volvemos a pasar por el mismo punto que había subido Basilio.

- El engaño que me ha hecho no es correcto Joaquín. Si me hubiera pedido que lo hubiera llevado a su chacra lo hubiera llevado igual…

Así es Basilio y a estas alturas no cambiará. Vamos circulando por más pistas tan de arena como de piedra y esquivando uno y cien mil agujeros. Los Cerros de la Montaña Blanca, Las Brujas, Las Tizas y por fin el Cerro La Corvina. Éste indica que después de éste hay una fuerte bajada y siguiendo una larga explanada la Playa las Hierbas y el Pacífico al fondo.


En esta playa hay algo interesante: 10 o 12 cabañas hechas con velas antiguas y llena de anclas y cuerdas, que parece que estén tomando el sol secándose. Muy típico, en conjunto.


FI


 

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