De Castilla una chica irrumpió
y a todos nos deslumbró .
Nadie de nosotros sabía
lo que era una luminosa sonrisa
hasta que ella rió.
Sus ojos son dos centellas
que te desarman al mirar.
Ay madre quien pudiera
su mirada aguantar.
Manos que parecen palomas
pequeñas que aprenden a volar.
Dijo el poeta de unos pechos
que era cantaros de miel
los de mi amada
son como un glorioso amanecer
con dos salidas de sol.
Que puedo decir de ella
Ay madre si no se hablar
cuando estoy a su lado
su presencia me quita
el aire de respirar.
Kim Mititieri i García |